lunes, 11 de noviembre de 2013

HIJO PUTA


Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando recordé que tenía que llamar  por teléfono a un compañero.
Descolgué el auricular y marqué el número de memoria. Me contestó un tipo con muy mal humor diciendo: “¿ Qué quiere?”.
“Soy Ignacio Martínez, ¿ podría hablar con Roberto Espárrago?” Dije amablemente.
“Te has equivocado, gilipollas”, me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado. Pero como aún recordaba el número “erróneo” que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a  aquel tipo y cuando me cogió el teléfono no esperé a que me contestase y le dije:
“Eres un hijoputa”, y colgué rápidamente.
Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra “hijoputa”. Cada dos o tres semanas, cada vez que  estaba  cabreado  (porque me llegaba una letra inesperada, o un aviso de multa, o discutía con mi mujer, o alguna situación por el estilo) volvía a llamarle y sin dejarle contestar le decía:
“Eres un hijoputa”.
Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más relajado.
Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que dejar de llamar el “hijoputa”.
Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número de teléfono y cuando escuché su voz le dije:
“Hola, le llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro servicio de identificación de llamadas”.
“No” me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.
Rápidamente lo volví a llamar y le dije:
“Eres un hijoputa”.
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del Hipercor. Esta lo hacía muy lentamente y cuando terminó la maniobra y me disponía yo a ocupar la plaza libre, apareció un Golf GTI negro a toda velocidad y se metió en el hueco que iba yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:
“¡Eh, oiga!, ¡ Que estaba yo esperando!, ¡ No puede hacer eso!”.
El tipo del Golf se bajo, cerró el coche y se fue hacia el centro comercial ignorándome como si no me hubiera oído.
Yo me quedé completamente frustrado y pensé: “Este tío es un hijoputa.
Es mundo está lleno de ellos”.
Justo en ese momento vi un letrero de “SE VENDE”  en el cristal de atrás del Golf.
Lógicamente anoté el número y me fui a buscar otra plaza de aparcamiento.
A los dos o tres días, vi en mi agenda el número del “hijoputa” y me  acordé que había anotado el número del tipo del Golf.
Inmediatamente le llamé y le dije:
“Buenos días, ¿Es usted el dueño del Golf GTI  negro que se vende?”
“Sí, yo mismo”
“ ¿ Podría decirme donde puedo ver el coche?”.
“Sí, yo mismo”.
“¿Podría decirme donde puedo ver el coche?”.
“Sí, por supuesto. Yo vivo en la calle de Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa, es un bloque amarillo y el coche está aparcado justo enfrente de la casa”.
“¿Cómo se llama usted?”
“Enrique Juárez?”
“¿ Qué hora sería la mejor para encontrarme con usted y discutir los detalles de la operación, Enrique?”
“Pues yo suelo estar en casa por las noches”.
“¿ Puedo decirle algo, Enrique?”
“Sí, claro”
“Enrique, eres un hijoputa de la hostia”, y colgué el teléfono.
Inmediatamente después de colgar anoté el número en mi agenda al lado del otro, pero en este puse el nombre de “hijoputa II”.
Ahora tenía dos “hijoputas” para llamar y así estuve durante dos o tres meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que comenzaba a  aburrirme un poco.
Me puse a pensar en serio sobre como resolver  este problemilla y al cabo de un par de whisky es se me ocurrió algo.
Primero llamé may “hijoputa I"
“Dígame”
“Hola hijoputa”  pero esta vez no colgué.
“¿Estás ahí todavía, verdad, cabrón?”
“Sí, hijopura”.
“Deja ya de llamarme o....”
“Nooooooooooo”.
“Si supiera quien eres te rompía la boca”, me dijo.
“Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones vienes  a buscarme.
Vivo en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa , en un bloque amarillo, justo en la puerta donde hay aparcado un Golf GTI negro, so hijoputa”
“¡¡¡Ahora  mismo voy para allá!!! Tu sí que eres un hijoputa y ya puedes ir rezando todo lo que sepas.
Te voy a majar a hostias”.
“¿Sí?. ¡ Qué miedo me das, hijoputa “ y colgué el teléfono.
Inmediatamente llame al hijoputa II:
“Dígame”
“Hola hijoputa” y no colgué.
“Como te pille algún día...”
“¿Qué me vas a hacer, hijoputa?”
“Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón”
“¿Sí?, pues a ver si es verdad, hijoputa. Ahora mismo voy hacia tu casa” y colgué.
Por último, cogí el teléfono y llamé a la policía. Les dije que estaba en la calle Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa y que iba a matar a mi novio homosexual en cuanto llegara a casa.
Luego hice otra llamada rápida a  “Madrid directo” y les dije que iba a haber una pelea de pandillas en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa..
Y entonces me monté en mi coche y me fui para allá a toda leche.
Te juro que es una experiencia que nunca olvidaré. La mayor pelea que he visto en mi vida .
Hasta los cámaras d Telemadrid se llevaron lo suyo.
En fin, después de esto espero que cuando te llame por teléfono me contestes en tono amable.
“Ya sabes, no es bueno que yo me irrite”.

martes, 5 de noviembre de 2013

Se mueve



Esta escultura aérea está en Oporto en la Plaza Ciudad de Salvador, frente al Atlántico.

Se llama  She moves y es obra de Janet Echelman. A mí me parece preciosa.

En 2001,Janet expuso en ARCO una obra suya basada en redes, que colgadas formaban una figura.
El alcalde de Oporto, cuando la vió le pidió a Echelman una pieza para una zona nueva que estaban empezando a rehabilitar, en Matoshinos, un barrio cerca del mar.

Janet necesitó 4 años y la ayuda de fabricantes de redes, ingenieros, arquitectos y más para crear una gran red capaz de soportar la intemperie y los vientos de las tormentas; el desgaste de la luz del sol y del tiempo y que mantuviera su forma su esencia.

Así nació She moves. Es una red de hilos verticales unidos por unos anillos concéntricos que a su vez están sujetos por tres postes. Sus hilos rojos y blancos se mueven grácilmente al ritmo de la brisa marina del Atlántico.

Me encanta, busqué más información sobre la autora y más obras de ella y me tiene fascinada.

Me parece arte con mayúsculas porque hace sentir no hay nada que explicar.Y al mismo tiempo tiene tanto detrás, tanta reflexión y búsqueda y también, tecnología que la veo muy actual de nuestro tiempo una mezcla de exterior e interior, de poesía y ciencia. Es grande pero sutil. Pesa 20 toneladas y flota.

Creo que el arte debe llegar a los sentidos del espectador. Así ha conseguido su objetivo. She moves lo ha logrado conmigo.





lunes, 4 de noviembre de 2013

EL ASTRO REY

  • Nuestro Sol es un gran dador y hacedor
El autor de: ‘The Source Fied Investigations’, dice que  los fotones son energía lumínica que nos llegan del  sol y que son absorbidos y almacenados en nuestro ADN para continuar con nuestra evolución, no sólo física, sino emocional, mental y espiritual.


  • Nuestro Sol también sabemos que emite eyecciones (llamaradas y tormentas) que tienen un gran impacto en la conciencia humana y en el campo terrestre.

 
 
  • Nuestro Sol sabe perfectamente cuando hay que corregir desbalances dentro de cada ser viviente.